César Armindo es un inocente niño que con sus escasos 9 años ya desarrolla en su ser toda una pasión por las estadísticas, los números y la tecnología. Y si de romper récords se habla, él es el primero en querer demostrar que nada es imposible.
"Desde chiquitito que le gusta superarse más y más. Recuerdo que el primer récord que rompió fue el de escupir más lejos desde el balcón de nuestra casa" relata orgullosa su tía Mercedes. Lo que la tía no explicó es que este récord incluía autos, motos y peatones histéricos.
A medida que crecía, su fanatismo aumentaba más y más. "Recuerdo que una vez se nos había perdido de vista y horas más tarde lo encontramos empapado en barro. Quería ser el primer niño en atravesar toda Asunción en un sólo día y lo cumplió". Ésta vez lo que el tío Pompeyo no detalló fue que esa tarde de domingo cayó una feroz tormenta y el raudal lo hizo recorrer toda la capital facilitándole el trabajo.
Y la más memorable de sus hazañas:
"Le regalé para su notebook y no dudó 5 minutos en ocurrírsele otra idea: Con el auge de las plazas con wi-fi liberado que ofrecen las compañias de internet y las municipios de nuestra bendita tierra, se convirtió en la persona que más tiempo navega en la red sin que nadie le zarandee, le haga comer polvo y se eche a correr como en una maratón con la compu bajo sus brazos. Fueron 12 minutos y 47 segundos que quedarán gravados en los libros de historia" comentaba con aires de soberbia su padrino Miguel López.